Un nuevo operativo de alto impacto realizó en las últimas horas la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca – CAR y la Fuerza Pública, para poner freno a las quemas a cielo abierto para la producción de carbón vegetal en zona rural de Soacha, que suelen incrementarse en la temporada de fin de año.
Integrantes de la Unidad Integrada de Gobernabilidad Ambiental – UIGA de la CAR, con el apoyo del Batallón de Infantería No. 39 Sumapaz del Ejército Nacional, la Fuerza Aeroespacial Colombiana y el Grupo de Carabineros y Protección Ambiental de la Policía Nacional llegaron a la vereda La Chacua, del municipio de Soacha, una de las zonas donde el delito de quemas a cielo abierto para la producción de carbón vegetal es recurrente.
Allí, fueron sorprendidos en situación de flagrancia dos operarios realizando quemas a cielo abierto de retal de madera, representadas en doce pilas en combustión incompleta de madera con pintura, puntillas y otros elementos como plásticos, lonas y empaques, en un volumen estimado de 150 metros cúbicos y ocho pilas más en proceso de armado, con un volumen aproximado de 109 metros cúbicos.
La actividad de quema a cielo abierto de retal de madera para la producción y obtención de carbón vegetal eliminó la cobertura vegetal en aproximadamente 0,54 ha como consecuencia de la combustión directa y la emisión de material particulado
La materia prima utilizada estaba compuesta principalmente por retal de estibas, retazos de huacal de madera, madera en tabla, carretes de cable, trozas de madera de especies como acacia amarilla y eucalipto.
De acuerdo con los análisis realizados por los biólogos que conforman la UIGA, la presencia de carbón vegetal y de residuos sólidos dispuestos de forma inadecuada generan un cambio físico del entorno y, por ende, modifican directamente el hábitat de aves y animales terrestres, fosoriales y edáficos, al generar un cambio de los microhábitats disponibles para la fauna, como se pudo documentar tras observar una mirla (Turdus fuscater) perchada en un árbol quemado.
Durante la visita se evidenció además la generación de residuos peligrosos (RESPEL), representada en tres canecas metálicas de 55 galones con residuos de aceite, y envases de pintura las cuales se utilizan para recolectar y almacenar agua.
La gestión inadecuada del aceite usado y/o materiales contaminados con estas grasas que son utilizadas para agilizar el proceso de combustión afecta los recursos hídricos y el suelo.
La afectación al suelo no solamente es perjudicial para la salud humana, sino para todas las demás formas de vida, ya que la presencia de este residuo peligroso altera los procesos de intercambio con el medio ambiente.
